sábado, 26 de noviembre de 2011

Huir...

Eso es algo muy sencillo y normalmente es la opción que se suele tomar, aunque eso no significa que sea lo acertado.

Diariamente huimos muchas veces:
-Huimos de determinadas conversaciones.
-Huimos de algunas personas.
-Huimos para no tener que llevar a cabo algunas de nuestras responsabilidades.
-Huimos simplemente para sentirnos mejor…

Pero con esto no solucionamos nada de nada. Lo único que conseguimos es que todo se acumule, hasta que llega un momento en el que la pelota que se ha formado es tan inmensa que no sabemos cómo librarnos de ella o solucionar aquello que la ha formado.

Huyendo no solucionamos nada, simplemente empeoramos las cosas.

Aunque normalmente sea difícil, tenemos que intentar no hacer eso. Tenemos que ser valientes y a pesar de que no nos guste, tenemos que enfrentarnos a aquello que tememos.

Enfréntate a tus miedos, es un consejo estupendo.


Tendría que aplicármelo a mí misma, pero, como se suele decir, “es mucho más fácil decirlo que hacerlo”, ¿verdad?

Dicho queda.

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