Buscando en mi particular "baúl" de los recuerdos, he encontrado una carta que me escribió una amiga en el 2010, cuando cumplí los 19 años.
La he releído y no he podido evitar emocionarme. Puede parecer una tontería inmensa pero, con el paso de los años, te das cuenta de que esos pequeños detalles son los que en realidad te llegan al corazón y se quedan ahí para no abandonarte jamás.
Me entran ganas de llorar pero, ¡tranquilos! que no es de pena. Bueno, puede que por una parte sí, al darme cuenta de todos los momentos maravillosos que ya han pasado y que núnca volverán:
El recuerdo de largas conversaciones en el recreo del instituto.
Imaginar historias los días nublados y de lluvia.
Las tardes de risas y paseos.
Los días einteros encerrados en la biblioteca, deseando hacer un descanso (que era lo mejor de lo mejor).
Poner en el coche la música y cantar como locas
Que me sigais arreglando como si fuese una muñequita.
Las risas que me provocais cuando empezais a imitar mi famoso "pero, ¿por qué?"o cuando os "meteis" conmigo /quiero pensar que es con cariño... XD) y no paro de decir la dichosa frase una y otra vez sin darme cuenta, haciendo que os riáis más...
Estos buenos ratos con los que cuentan y los que merece la pena recordar.
Dicho queda.
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